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Los 30 años de una empresa líder en silajes de Argentina

15 de noviembre de 2018

Mi nombre es Miguel Margiotta, tengo 50 años de edad, estoy felizmente casado con María Elena Jaurena desde hace 25 años y tenemos 5 maravillosos hijos.

Con respecto a mi origen vengo de una familia muy humilde de ésta ciudad, me crié en una típica casa de dos cuartos grandes, cocina, corredor y baño afuera, con sus pisos de tierra.

Éramos mi madre, mi padre y dos hermanos más, siendo yo el del medio. Papá era empleado ferroviario y mamá tejía en lana para afuera. De muy chicos todos ayudábamos a mis padres, incluso trabajando afuera y trayendo algo de dinero para poder vivir e ir al colegio. Eran tiempos muy difíciles, donde el dinero no alcanzaba.

Comencé a trabajar a los 8 años de edad en una quinta a las afueras de la ciudad de Coronel Suárez, propiedad del Sr. Aníbal García Labandal, donde cuidé cabras y chivitos. Mi trabajo consistía en arriar todos los días 67 chivos hasta el borde de la ruta para que pudieran pastar allí. Mi primer sueldo fueron $ 2,50, y cuando llegué a mi casa se lo entregué en manos a mi mamá y ella me devolvió la mitad, inmediatamente fui corriendo hasta el almacén de la esquina y compré un frasco de café y otro de aceitunas. Toda una aventura y un gran logro para mí.

El Sr. García Labandal fue el único patrón que tuve en mi vida y trabaje con el hasta casi cumplir los 20 años de edad. Siempre lo recordaré como un gran maestro, ya que me enseñó a trabajar.

Empecé cuidando y pastoreando los chivos, como ya dije, luego a los 11 años de edad, seguía trabajando allí, pero como cadete en su oficina en el centro de la ciudad en la calle Rivadavia 172, donde realizaba mandados, limpiaba, barría, le preparaba el mate cocido y otros menesteres, mi sueldo paso a ser de $ 10, era una fortuna para mí, de ésta manera pude comprar mi primera bicicleta usada, luego una pista de autitos eléctricos, la ropa y todos los juguetes que un niño desea tener y que por fin pude conseguirlos y más aún todavía, comprarlos con mi propio dinero.

Siempre le entregaba a mi madre el 50% de mi sueldo, para poder así colaborar con el mantenimiento de la casa. Al poco tiempo le pagué a un albañil para que nos construya un baño interno en la casa, cerrar el corredor y convertirlo en un living y así poder tener una casa modesta, pero más cómoda para poder vivir mejor y por sobre todo estar juntos.

Mi vida consistía básicamente en dos etapas, por la mañana ir al Colegio Nº 9 “Manuel Belgrano” donde hice todos mis estudios del ciclo primario y por la tarde cumplía con mi trabajo hasta la nochecita, también trabajaba los sábados. Fui creciendo y formando mi niñez en un ambiente comercial y administrativo, por ello comencé mis estudios secundarios como bachiller en el Colegio Nacional Normal Superior de Coronel Suárez, hoy llamado “Dr. Julio César Lovecchio”.

Finalicé mis estudios secundarios en el año 1986 y al año siguiente en marzo de 1987, me tocó el servicio militar obligatorio en un pequeño lugar llamado Pino Hachado, en la frontera con Chile. Fui incorporado allí en marzo de 1987 donde estuve con mucho orgullo bajo bandera cumpliendo con mi Patria.

Al volver a casa dado de baja en el Ejército en el mes de noviembre de 1987, decidí que era el momento para comenzar a trabajar en una empresa de forrajes, ya que alguien muy conocido me contactó y luego me ofreció trabajar en su pequeña empresa de forrajes.

Fue así que decidí aceptar, pues sentía que la vida me estaba dando una gran oportunidad para crecer. Esta firme decisión motivó que tuviera que hablar con mi patrón, cosa que hice con lágrimas en mis ojos, dado el agradecimiento y respeto que sentía por el Señor Aníbal García Labandal.

En el mes de diciembre del año 1987, comencé mis primeros pasos como ayudante de tractorista, en un equipo de forrajes muy chico y humilde, jamás había conducido a un tractor y en menos de una semana pude manejar el equipo yo solo, eran tantas las ganas que tenía de avanzar y hacer una diferencia económica, que trabajaba de día y de noche

Recuerdo una vez pase dos noches sin dormir, es decir tres días enteros sin bajarme del tractor… Lo que uno hace cuando quiere progresar y ni hablar con 20 años de edad y una vida por delante.

El tren estaba pasando por mi vida y no podía dejar de subirme, era una gran posibilidad que me daba Dios para que empiece a forjar mi futuro y nunca pasó por mi cabeza desviarme de mi meta.

Al terminar la campaña forrajera como empleado antes del invierno de 1988, tomé la decisión de hacer mi propia empresa, ya conocía el oficio y estaba muy seguro que lo podía lograr.

La decisión estaba tomada, pero lo más difícil y me quitó horas de sueño, es lograr que las empresas que se dedican a este rubro, me creyeran, porque yo no tenía nada que pudiera avalar la compra de un equipo ni mucho menos, salvo la fuerza de los 20 años y capacidad de trabajo reconocida por quienes me conocían.

Antes que llegue la primavera del 1988 y comience la nueva campaña forrajera, me presente en un comercio local “Antonio Schweitzer e hijos S.A” y le pedí por favor que me vendan un tractor usado, lógicamente ellos me pedían cheques, garantías, pero yo no tenía nada de ello, entonces le pedí que por favor confíen en mí, ya que trabajo conseguiría y de no poder pagarlo se lo devolvería. Les debo haber caído muy bien y habrán visto el empuje que tenía, actitud que les gustó, de forma tal que me lo dieron y firme un papel que poco valor podía tener como garantía.

Y así, con la misma decisión y voluntad, pude comprar todo lo necesario del equipo Sr. Luis Gómez, donde trabajé la campaña anterior.

El equipo de trabajo consistía en es un camión, una casilla, una camionetita, una máquina chica de forrajes, es decir un pequeño equipo, todo adquirido con la gran promesa que lo pagaría, cosa que así sucedió gracias a la inquebrantable voluntad y capacidad de trabajo.

Muchas fueron las dificultades que vinieron, pero sabemos que el que camina se tropieza, y debemos levantarnos y mirar siempre para adelante, para ver mejor nuestro futuro.

“Sin imaginarlo, allí comenzaba a escribirse la historia de la empresa Margiotta Silajes”

Para conseguir trabajos hacía dibujos con lápiz en papel oficio del equipo de herramientas y los pegaba en los comercios, generalmente en las cooperativas, casas ferieras, veterinarias, corralones y comercios en general relacionados al rubro agrario

Así empezó a aparecer el trabajo, no tenía teléfono, pero llegaban los futuros clientes a la casa de mis padres. Yo estaba poco, dado que vivía en la casilla del equipo trabajando en los campos, pero mi querida madre con su cuadernito anotaba todos los datos, para que yo luego me comunicara.

Pude cancelar las deudas adquiridas antes de lo previsto y eso me abrió las puertas en todos lados, comenzando a tener crédito sin límite, cosa que mantengo hasta hoy con todos mis proveedores.

La educación, el respeto, el cumplir y honrar la palabra, ser honesto y responsable, fueron los valores que me inculcaron mis padres, y como la misma Biblia de Dios, son para toda la vida. Podrán pasar los años y las generaciones venideras, pero esas condiciones humanas no deben cambiar jamás.

Luego de pagar el pequeño equipo que antes mencionaba, pasé rápidamente a reemplazar cada herramienta usada por una nueva.

Contando con crédito directo y a sola firma de mis proveedores, llegue así en poco tiempo a tener 4 equipos de herramientas, todos ellos chicos, pero eran nuevos y tener también a mi cargo 8 empleados, 2 por cada equipo.

Los años van pasando y exactamente en el año 1998, es decir 10 años después del comienzo de la empresa, la tecnología comenzó a llegar al país, proveniente de Alemania, con máquinas automotrices muy grandes y de altas cilindradas con cabezales de corte rotativos y gran ancho de trabajo, atrás iban quedando éstas pequeñas máquinas arrastradas por tractores como las que usábamos nosotros. Eran máquinas muy caras y en dólares, tan solo se podían comprar con créditos bancarios.

Tomé la decisión y empecé a trabajar con los bancos nacionales y endeudarme y comprometer todo lo que hasta allí tenía y que había logrado sin necesidad de acudir a un banco.

Fueron momentos muy difíciles, dado que si no daba ese salto, alguien de la competencia, podría llegar y hacerlo primero y ganaría el mercado si lo hacía antes que yo.

Pero siempre he tenido, gracias a Dios, muy claro mi norte y nunca en éstos 30 años lo perdí, por lo que no dudé en dar ese gran salto, el cual hoy reconozco que fue la bisagra de mi crecimiento y que formó la gran empresa que hoy tenemos a la vista.

Compré entonces una picadora de forrajes John Deere 6850, recién llegadita de Alemania con unos 480 HP de potencia, compré carros, tractores, camiones, es decir armé el resto del equipo para acompañar a esta gran máquina que produciría una gran cantidad de forraje por hectárea, por día y por campaña, es decir de gran productividad y placer

Con la ayuda de los dos Bancos, Nación y Provincia, compré todo lo que necesitaba y empecé mi campaña forrajera Nº 11.-

Decidí, cambiar la zona de trabajo de Coronel Suárez por Trenque Lauquen, dado que hay más tambos y por lo tanto necesitan hacer silajes de forrajes para alimentar sus vacas lecheras, es un mercado muy grande y necesitaba estar ahí presente y así fue, actualmente seguimos trabajando allí.

El día que llegamos a Trenque Lauquen por primera vez cuando los productores nos vieron llegar con nuestro equipo, que podía hacer 35 hectáreas de trabajo por día, comprendieron que las nuevas tecnologías hacían mucho más eficiente y rápido el trabajo.

Fue una gran revolución productiva, ya éramos una empresa formada por 20 empleados, yo tenía 30 años de edad y la empresa 11 años de trayectoria y así empezamos a revolucionar lentamente el mercado silero argentino. Esa fué una gran campaña de silajes, con más de 3.600 hectáreas realizadas ese año y una facturación que me ayudó a pagar la mitad del equipo adquirido.

Al año siguiente, con la ayuda y el apoyo de mi esposa, fiel compañera de la vida, como también de todos mis empleados y en especial al de mi gran amigo el Sr. Roberto J. Bauer, quien manejaba la gran máquina nueva y la hacía producir como nadie, tuvimos una mejor campaña todavía y así gracias a Dios, terminé de pagar cómodamente todo el equipo en dos años.

Seguimos creciendo año, tras año, en herramientas cada vez más modernas y de mayor porte, como también en clientes y cantidad de hectáreas.

Llegamos a tener así 4 máquinas nuevas John Deere 6850 de 480 HP de potencia, todas ellas acompañadas de camiones y tractores, muchísima gente trabajando. De noche parecía un pueblo el equipo con tantas luces encendidas

Pasaba la mayor tiempo laboral viviendo en la casilla, incluso hoy, a los 30 años de existencia de la empresa, los primeros 17 años los pasé viviendo en el campamento del equipo, donde dormía, comía y trabajaba a la par del resto de la gente.

Cuando nació mi segundo hijo, sufrí muchísimo, por estar fuera de mi hogar y entonces decidí no quedarme más a dormir en el equipo, tan solo iba y venía.

Aparecieron los primeros celulares y así pude manejar muchos asuntos a la distancia, lo que permitió acrecentar mi capacidad de trabajo y asumir la proyección de la empresa y así fuimos creciendo más rápido.

Debo reconocer que tengo la suerte de tener y preservar hasta hoy un muy buen encargado de todos los equipos, el Sr. Mario E. Arriaga, quien está a cargo de los equipos y cuyo conocimiento y capacidad de trabajo, me permite que yo pueda delegar y confiar todo en él.

De ésta manera uno puede ver más allá y ocupar otro lugar en la empresa como administrativo y visionario de cara al futuro para los constantes cambios que el mercado nos demanda siempre.

También cuento con un gran amigo y Contador Público en la empresa, quién nos acompaña desde hace más de 15 años, el contador Gastón Alberto Bidonde, a quien le reconozco mucho su trabajo y capacidad para manejar la parte contable de la empresa.

Con los años fui achicando la cantidad de herramientas, pero al mismo tiempo adquiriendo equipos nuevos y mucho más grandes, ejemplo de ello es que hoy tenemos máquinas picadoras de forrajes marca Claas Jaguar 980 con motores de 12 cilindros y más de 1.000 HP de potencia, que realizan el trabajo de 2 ó 3 máquinas como las anteriores y también tractores John Deere de 500 HP y 8 ruedas, que hacen el trabajo de 3 tractores como los que teníamos antes.

Así van pasando los años y aparecen luego mis últimos 3 hijos, toda una hermosa familia.

Hoy la empresa se encuentra muy firme, con un crecimiento sostenido que desde sus inicios y hasta el día de hoy nunca abandonó.

Debo decir que estamos posicionados entre las mejores empresas prestadoras de servicios de silajes del país, con una superficie de trabajo de 12.000 hectáreas en silajes por año, las cuales en términos de producción son equivalentes a unos 300.000 toneladas de forraje verde, que alimentan vacas de tambo y así producen un equivalente a unos 14.000.000 litros de leche por año, que consumimos todos los argentinos.

Esto nos enorgullece profundamente y nos hace necesarios. También es una gran satisfacción lograr “innovación y liderazgo permanente” objetivos y sueños cumplidos y por cumplir, dar trabajo a las personas directa e indirectamente y así aportar al país beneficios para el crecimiento de nuestra Patria que tanto lo necesita.

No es fácil hacer una empresa en nuestro país, crecer y por sobre todo hacerla sustentable a lo largo del tiempo en éstos 30 años.

Las políticas que hemos tenido a partir del regreso de la democracia, poco han acompañado al empresario argentino, por el contrario lo que hacen es ver como poder inventar impuestos y burocracia para sacarle más dinero al que trabaja y dárselo al que no lo hace, esto es un verdadero aparato destructor.

Debo decir que Margiotta Silajes, es una empresa totalmente nacional, con sus 2 únicos dueños y socios desde su inicio, que son mi esposa y yo. La empresa además de servicios forrajeros, ha ido adquiriendo a través de los años, otras actividades comerciales, como la agropecuaria, donde desarrollamos agrícola y ganadera. También nos desarrollamos en la actividad bursátil.

Toda ésta diversidad de actividades nos hacen crecer más y sortear con éxito los diversos vaivenes que tiene la economía argentina, siendo siempre muy complejas y variables, pero al tener la empresa varias actividades económicas distintas, ésta situación hace que en muchos casos se complementen para sortear los problemas que sobre la marcha van apareciendo.

Si tuviera que dejarle un mensaje a los jóvenes me gustaría que sepan y tengan muy claro que éste es un país de oportunidades para todos, donde está todo por hacerse, pero necesitamos jóvenes pensantes y con muchas ganas de crecer, comprometidos con el trabajo, tienen que tener muy claro que el trabajo es importantísimo en la vida de las personas para poder desarrollarse, como también para poder crecer y conseguir sus objetivos y para ello deben si ó si sacrificarse trabajando duro.

Por ende recomiendo no ponerse metas largas, por el contrario que sean cortas, pero nunca se detengan, cuando lo logren vayas por otra meta y luego por otra y así verán que su vida tiene otro sentido y se darán cuenta que son importantes y necesarios, que sus vidas recobran un valor único, que solo lo saben los que conquistan y lideran.

Es necesario contar con jóvenes que piensen así, debido a que nuestra sociedad está muy falta de éstas virtudes y necesitamos urgente hombres y mujeres que piensen y obren así, necesitamos empresarios y emprendedores jóvenes, con ideas nuevas y caminos distintos, el país los necesita urgente.

Sueñen, crezcan, sacrifíquense, arriesguen, equivóquense, arranquen de nuevo una y otra vez, pero nunca se detengan, nada de lo que logren será fácil, pero lo que cuesta y se logra con tus propias manos tiene otro sentido.

Será como estudiar en la universidad, deberán dejar cantidad de asuntos de lado que les gustará hacer y compartir, como también muchos sacrificios, pero algún día, tarde ó temprano, la semilla dará sus frutos y esa será su cosecha. Razón por la cual algún día sus futuros hijos lo verán con el ejemplo que ustedes les estarán dando al marchar, no con las palabras, si no con los hechos verdaderos.

Yo pude, y también lo pueden otros, es una cuestión de actitud y compromiso en serio y a largo plazo.

En los países más ricos del mundo donde se encuentran las empresas más poderosas de la tierra, siempre se construye pensando a largo plazo, nunca existió allí el corto plazo. Lo mágico, rápido y fácil, existe nada más que en el cine y en los políticos argentinos.

Tengo 5 hijos y todos los días de mi vida arranco antes de las seis de la mañana y no paro de andar hasta la noche, trato de dar así un ejemplo verdadero, de éste modo lo están viendo ellos de mí todos los días, como lo veía yo de mi padre y mi padre de mi abuelo.

Todo lo que realizo en la vida llevará siempre lo mejor de mí…. Miguel A. Margiotta